La filosofía analítica surge a comienzos de siglo en la revuelta de Cambridge, liderada por Moore y Russell, contra el Idealismo Absoluto. Su forma inicial era un incontrolado platonismo pluralista, en oposición al monismo idealista de Bradley y sus seguidores. En muchos aspectos reflejaba tendencias parecidas a las europeas, en el realismo de Frege, Meinong y el Husserl medio. Los filósofos europeos y de Cambridge distinguían tajantemente entre ciencia y filosofía.
La filosofía, sostenían todos, tiene que ver con las investigaciones conceptuales que preceden y son presupuestas por las ciencias empíricas. Las investigaciones filosóficas no eran indagaciones menos cognoscitivas que las científicas, pero tenían un objeto de estudio distinto, a priori: la naturaleza de los conceptos y los contenidos de los juicios. A pesar de esta base común, el camino europeo y el británico divergían. La fenomenología se desarrolló en Austria y Alemania. La filosofía analítica se incubó en Cambridge y se extendió, en los años de entre guerras, a Austria, Alemania, los países escandinavos, y, posteriormente, a los Estados Unidos. Se convirtió en el movimiento filosófico más importante del siglo. Pueden distinguirse diferentes fases en su evolución.
El platonismo inicial de Moore y Russell dejó paso al atomismo lógico del Russell medio y del joven Wittgenstein. Este a su vez condujo a dos desarrollos distintos, ambos inspirados por el Tractatus de Wittgenstein. El primero fiíe la escuela de análisis de Cambridge de entre guerras. El segundo fiíe el positivismo lógico que nació en el Círculo de Viena. Este se vio truncado con el ascenso del nazismo, aunque muchos de sus miembros emigraron a Estados Unidos, donde tuvieron gran influencia. La escuela de análisis de Cambridge se transformó con la vuelta de Wittgenstein a la filosofía en 1929 y con la gestación de su última filosofía.
Esta fue la más importante, aunque no la única influencia sobre el último estadio en el desarrollo de la filosofía analítica que se originó en Oxford en 1945 bajo el auspicio de Ryle y Austin, y dominó la filosofía en habla inglesa durante el siguiente cuarto de siglo.
La unidad de la filosofía analítica es histórica: una unidad constituida por intereses diferentes pero compartidos, por métodos y doctrinas característicos de las 139 sucesivas fases de la disciplina. No hay un aspecto singular o un conjunto de características que puedan aducirse satisfactoria o iluminadoramente para definir la filosofía analítica en términos necesarios y suficientes. La idea de análisis es, con toda seguridad, una línea de continuidad, pero lo que el joven Moore y Russell entendieron por «análisis» difiere de lo que entendían los positivistas y, esto, a la vez, difiere del análisis conceptual o conectivo característico de la filosofía analítica de Oxford. El «giro lingüístico» y la consiguiente preocupación por el análisis lingüístico caracterizan la filosofía analítica posterior a 1920, aunque no a Moore ni al Russell primero e intermedio. Pero lo que los analistas de Cambridge, los positivistas lógicos y los analistas conceptuales de Oxford entendían por «análisis lingüístico» difería en gran medida. El uso de las herramientas analíticas del cálculo lógico de los Principia y una preocupación por la naturaleza del cálculo lógico y su relación con el lenguaje es característico del atomismo lógico, de la escuela de análisis de Cambridge y del posirvismo lógico, pero no, en general, de la filosofía analítica de Oxford.
Donde hay una línea de continuidad fundamental, que va desde los años veinte con la publicación
del Tractatus hasta el declive del movimiento analítico, es en la concepción de la filosofía. La filosofía se entendía como una investigación a priori, radicalmente distinta de la ciencia. Pero al contrario que los primeros realistas analíticos, los filósofos analíticos generalmente negaron que la filosofía tuviera un objeto de estudio propio. La filosofía no es una disciplina cognoscitiva cuya tarea es construir teorías acerca de un objeto de estudio al modo científico y así contribuir al conocimiento humano. La filosofía tiene más bien que ver con el entendimiento, con la aclaración conceptual y con la resolución de cuestiones filosóficas conceptuales. Su tarea se ha descrito de varios modos: aclarar la sintaxis lógica del lenguaje y disolver pseudo-problemas metafísicos (Carnap), proporcionar una visión sinóptica de una parte de la gramática de nuestro lenguaje que provoca confiísión conceptual (Wittgenstein), trazar la geografía lógica (Ryle) u ofrecer un análisis conectivo (Strawson) de nuestros conceptos para resolver así cuestiones filosóficas.
Después de los años setenta la filosofía analítica perdió vigencia. Esta concepción de la filosofía fiíe paulatinamente abandonada, en parte debido a la influencia de Quine. Los límites entre filosofi'a y ciencia se erosionaron, el objetivo del análisis conectivo y los métodos del análisis lingüístico se abandonaron, la construcción de teorías sustituyó a la descripción de conexiones conceptuales, y la aparición de la ciencia cognitiva vino a dominar la filosofía analítica de la mente y a afectar e infectar la filosofía del lenguaje.
Adriana Trujillo
17863740
CRF
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